Ya hace ocho meses que te marchaste, 8 meses que nuestra ilusión se fue contigo. Pero el recuerdo permanece y deja que el dolor poco a poco filtre el dolor y retenga cariño que nos brindaste. Por eso, aunque sigo emocionándome al recordarte, aunque una pequeña parte de mi subconsciente nunca dejará de desear que el final hubiera sido diferente, el paso del tiempo me permite valorar cada uno de los momentos que pudimos compartir.
No es que no me ponga triste a veces, sobretodo aquellas en las que no puedo evitar verte reflejada en alguna niña de tu edad, pensar en lo que sería tenerte en brazos, intentar dormirte, hacerte reír. Pero sé que en realidad no eres tú, que mi Aroa siempre será esa niña especial que tuvo que marchar antes de tiempo, pero que desde algún lugar, aunque sea únicamente en mi corazón, se siente querida, recordada y feliz. Y siempre llevo algo que me recuerde a tí, muchas veces un guiño sólo entre las dos, a veces ayudados por las ideas de tu querida abuela.
Porque todos querremos siempre, mi niña:
Te quiere, tu mamá