¡Déjala dormir… no la despiertes!
¡Que está dormida y cansada!
… Que el trabajo ha sido fuerte… para ser
el primer día de luces y de sombras de ruidos y destemplanzas.
… Que por ser el primer día… le dieron
palmaditas en la espalda… para que el aire al respirar penetrara por su boquita
pequeña de porcelana.
¡Déjala dormir… no la despiertes!
… Que fue su primer día en que abordó la
nave azulada de la Tierra para navegar entre luceros, lunas, soles y nubes
nacaradas.
¡Déjala dormir… no la despiertes!
… Que ya viene la luna con su rebaño de
estrellas y se detienen silentes, en el alféizar de su ventana… para ver a la
niña tranquila y adormilada.
¡Déjala dormir… no la despiertes!
… Tan sólo observa y mira… ¡guarda silencio
y calla!
… ¡Que la niña está cansada!
… Tú, no digas nada, que ya su madre con
sus caricias y besos se lo dirá todo… y sin palabras.
… No respires, no la toques, que la puedes
despertar y asustarla.
¡Déjala dormir… no la despiertes!
… Que la noche es buena para soñar con ensueños
de claveles y rosas enamoradas.
¡Déjala dormir… que está cansada!
… Que ya vendrá su madre, la aurora y el
ruiseñor para cantarle una “nana”.
¡Déjala dormir… no la despiertes!
¡Que la niña está dormida y cansada!
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