Hola, mi cielo:
Es difícil comprender como funciona el tiempo. A veces unas pocas horas se hacen interminables y otras nueve meses parecen más fugaces que el vuelo de una estrella. Me gustaría poder detener el tiempo a mi antojo, retroceder meses y disfrutar de nuevo tu presencia conmigo. Pero los días se escurren entre los dedos y se desparraman, sin que nada podamos hacer para recuperarlos, dejando tras de sí tan sólo una estela de recuerdos.
Esta semana he vuelto a trabajar. Hace poco más de 3 meses que nos despedimos; no es mucho tiempo: la casa continúa sintiéndose vacía y tu memoria aún quema a veces en mi pecho. Pero ese calor que antes era abrasador, se va convirtiendo poco a poco en la dulce tibieza de la añoranza y, aunque aún son muchos los días en los que me siento perdida en este mundo en el que tú ya no estás, recordarte en los pequeños detalles me da fuerzas para seguir adelante y abrir de nuevo poco a poco mi corazón. Por eso, estos días he elegido recordar esa complicidad, ese amor incondicional que sentía cada vez que te sentía, esa felicidad tan intensa que irradiábamos cada día en el trabajo.
Me hubiera gustado tanto que hubieras podido quedarte con nosotros, mi niña, haber disfrutado de ti un poquito más.... Pero ese fue tiempo que tuvimos. Cuarenta maravillosas semanas y toda una vida para recordarlas.
Te quiere siempre:
Tu mamá